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Esta es una descripción vivida y en primera persona de cómo haría usted si fuera egipcio para alcanzar la otra vida… la vida eterna. Para un cristiano es fácil, basta con arrepentirse de todos sus pecados para que éstos le sean perdonados. Sin embargo, para un egipcio era mucho más complicado, puesto que tendría que guiarse entre seres hostiles y lugares llenos de trampas. La civilización egipcia, más que cualquier otra, es conocida por sus costumbres funerarias. Las majestuosas técnicas que desarrollaron para la momificación de sus cadáveres. Tenían el concepto de un doble espiritual, de un alter ego del difunto, (que podía moverse libremente fuera de la tumba y que aparece representado en las pinturas con cuerpo de pájaro y cabeza humana) el Ka (la fuerza vital, que nace y permanece en la tierra con el cuerpo o, en caso de que éste se deteriore, en una estatua que represente al difunto, necesitado de alimentación y cuidado) y el Akh (el estado del alma cuando ya ha obtenido la vida eterna).